¿Qué ocurre con la hipoteca cuando me divorcio?
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Las rupturas nunca son sencillas y la separación puede complicarse todavía más cuando se tienen propiedades en común con la otra parte. Uno de los dilemas más habituales que se dan en los divorcios es qué hacer con todo lo que se tiene en copropiedad, especialmente la vivienda.
Cuando la vivienda es un bien compartido, una de las dos partes suele renunciar a esta a cambio de una contraprestación por la parte del inmueble que le corresponde aceptando dejar el domicilio familiar. Y si repartirse las propiedades ya es de por sí un proceso complejo, ¿qué ocurre si además de tener que decidir sobre la vivienda, se comparte una carga en forma de hipoteca?
¿Quién asume la hipoteca de la vivienda cuando hay un divorcio?
A las entidades bancarias no les importa si dos personas se han divorciado o no, los bancos continuarán exigiendo los pagos a aquellos que figuren como titulares en el préstamo hipotecario. Puede ser porque, en su momento, la hipoteca se firmó a nombre de uno de los dos cónyuges o de los dos.
Cuando existe una hipoteca sobre la vivienda, lo más habitual es que las dos partes acuerden el reparto de la deuda en función de las propiedades que cada uno recibe. Dicho de otra manera, el que se queda la casa se queda con la hipoteca. Según el camino que se decida tomar y quién ostente la propiedad de la vivienda, existirán tres vías posibles.
La vivienda era propiedad de una de las dos partes con anterioridad
Si la vivienda es propiedad de una de las dos partes, queda claro quién continuará en el inmueble. Por otro lado, la hipoteca deberá pagarla quien figure como titular en el préstamo.
Por lo general, si un cónyuge ostenta la propiedad con anterioridad al divorcio suele ser también el titular de la hipoteca. Sin embargo, pueden existir cónyuges que sin ser propietarios del inmueble son los titulares de la hipoteca. En este caso se deberá continuar con los pagos a pesar de no poder disfrutar de la vivienda.
La vivienda es propiedad de ambos y uno de los cónyuges se queda con la vivienda
Si la vivienda es propiedad de ambas partes y se acuerda que uno de los dos cónyuges se queda con la vivienda será necesario lo siguiente:
- Comprar el 50% de la vivienda a la otra parte ante notario. En esta compra se deberá pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP), Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD) y todos los gastos asociados a la compra como los gastos notariales.
- Tramitar el cambio de titularidad en el Registro de la Propiedad. Al haber cambiado la propiedad del inmueble es recomendable acudir al Registro de la Propiedad para que conste en documento público.
Cambiar la titularidad de la hipoteca si fuese necesario. Si ambos cónyuges son titulares de la hipoteca, será necesario realizar una novación hipotecaria de forma que solo la parte que se quede con la vivienda figure en el préstamo hipotecario. La otra parte queda eximida de la deuda mientras que el cónyuge propietario deberá asumir el resto de la deuda conforme a lo acordado
La vivienda es propiedad de ambos y se vende
Puede darse la situación en la que, tras divorciarse, ninguna de las dos partes tenga especial interés por mantener la propiedad y prefieren buscar un nuevo hogar por separado. Para estos casos, existe la posibilidad de vender el inmueble y repartir las ganancias. Esta opción es bastante aconsejable cuando además existe una hipoteca compartida.
Al tener los dos una deuda en común, pueden destinar el capital obtenido de la venta de la vivienda a amortizar parte o la totalidad de la deuda. Si el dinero de la venta permite extinguir la deuda, tras repartir el capital sobrante, cada uno podrá continuar por su camino sin ninguna casa ni hipoteca compartida.
¿Qué pasa si se deja de pagar la hipoteca tras el divorcio?
Muchos se preguntan qué es lo que puede pasar si se deja de pagar la hipoteca cuando se produce un divorcio. Lo cierto es que, lo que ocurra vendrá determinado por quién es el titular de la hipoteca. Los bancos siempre irán contra los titulares del préstamo y si tras el divorcio ambos siguen figurando como titulares en la hipoteca y uno de los dos falla a los pagos el otro deberá responder en nombre de los dos.
Teniendo en cuenta que los bancos no van a perdonar ni una sola cuota, lo más lógico es que tras un divorcio, la hipoteca se amortice con el dinero de la venta del inmueble o solo quede a nombre de uno de los dos.