Todo lo que necesitas saber antes de comprar una finca rústica
Compara las mejores hipotecas
Desde hace más de 10 años, la compra de fincas rústicas está al alza y con la pandemia del Covid19 parece que los españoles se sienten cada vez más atraídos por el mundo rural. En los seis primeros meses de 2022, las comunidades de Castilla y León y Andalucía son las que lideran las compraventas de fincas rústicas. A estas les siguen Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha y Aragón.
Lo cierto es que pueden existir muchas razones por las que invertir en una finca rústica. Muchos lo compran por ocio personal, aunque también pueden adquirirse con fines económicos. Estas fincas se pueden usar para la actividad agrícola, vinícola, ganadera etc…
Beneficios de comprar una finca rústica
Aquellos que compran una finca rústica se pueden beneficiar de las múltiples ventajas que tienen. En primer lugar, muchas personas lo adquieren para uso recreativo y es que el mundo rural está de moda. En caso de no querer disfrutar del inmueble durante parte del año es posible alquilarlo a los interesados en hacer turismo rural.
Además, es posible comenzar una actividad económica en la propiedad. Las personas con fincas pueden introducirse en el sector vinícola, en la producción de aceite, en el mundo de la ganadería o la caza.
La mayoría de las fincas rústicas se pueden adquirir a precios bastante asequibles por ello, es habitual que los compradores decidan buscar la recalificación del terreno en terreno urbano para así invertir en él realizando obras y rehabilitando o construyendo una nueva casa, almacén o taller dentro de la finca rústica.
La mayoría de las veces, este tipo de proyectos son promovidos por los propios propietarios, convirtiéndose en una autopromoción.
Cómo financiar la compra de una finca rústica
Tanto para adquirir la finca rústica como para realizar cualquier tipo de construcción que permita el desarrollo de una actividad económica, es habitual solicitar financiación a las entidades bancarias.
Muchos bancos ofrecen hipotecas específicas para financiar la compra de terrenos o fincas rústicas ya que es bastante difícil contar con el precio de adquisición disponible. Unas fincas tendrán un precio mucho más alto que otras y esto dependerá de sus metros cuadrados, servicios y accesos próximos a la finca, estado de las construcciones etc…
Si se necesita financiación para adquirir la finca, es recomendable acudir a distintos bancos y tratar el caso en particular para ver cuales son las posibilidades de financiación. Desde el banco estudiarán la viabilidad del préstamo teniendo en cuenta la solvencia y capacidad económica del solicitante. Finalmente, realizarán una oferta vinculante al particular con todas las condiciones del préstamo.
Qué gastos surgen de la compraventa de una finca rústica
Cuando se quiere comprar una finca rústica no hay que centrarse únicamente en el precio por el que se acuerda comprar el inmueble. Existen otros gastos que surgen durante el proceso de compraventa.
Por un lado, la compra de la finca debe hacerse ante notario por lo que deben asumirse sus honorarios. Los gastos notariales suelen correr por cuenta del comprador. Sin embargo, puede acordarse que el vendedor asuma todos los gastos o viceversa. Además, en el caso de haber solicitado un préstamo hipotecario, habrá que considerar también todos los gastos que surjan de la formalización del mismo.
Por otro lado, una vez que se compra el inmueble, deberá ser inscrito por el nuevo propietario en el Registro de la Propiedad. El coste de la inscripción en el registro será directamente proporcional al valor de la finca.
Impuestos a pagar
A los gastos antes mencionados hay que sumarles los impuestos a pagar una vez que la finca pasa a ser nuestra propiedad. Al haber adquirido un terreno que era propiedad de otra persona el comprador deberá pagar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales también conocido como ITP.
Además, como se ha realizado la compraventa mediante documento público, es necesario pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados.
Finalmente, el nuevo propietario deberá abonar de forma periódica y desde el momento de la adquisición el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Este impuesto se paga al Ayuntamiento una vez al año y la cuantía depende del valor del inmueble. El IBI a pagar es un porcentaje que aplica el Ayuntamiento sobre el valor catastral de la finca rústica.
Por su lado, el vendedor deberá declarar en su próximo IRPF la ganancia o pérdida patrimonial que resulte de vender su finca.